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Yo soy Famoso y DJ! (Extracto del reportaje publicado en DJMAG diciembre 2011) de Fernando Fuentes

Ponemos la aguja sobre el vinilo -¿o son los puntos sobre las íes?- y consultamos a los que más saben del polémico asunto –djs profesionales, periodistas musicales, promotores, managers, directores de festivales y hasta a las propias‘celebritys-djs’– para intentar desentrañar los gozos y sombras, que son muchos, de uno de los últimos fenómenos que están invadiendo -otros más críticos hablan de canibalizar y desprestigiar- al panorama de la música electrónica y más concretamente al santo oficio de dj.

¿POR QUÉ TODOS QUIEREN SER DJS?

¿Qué ha sucedido para que a decenas de famosos, ajenos hasta el momento a la música en general, les haya dado, como de sopetón, por meterse a oficiar de djs? ¿Por qué ex futbolistas, pilotos de Fórmula 1 en activo; actores porno que presumen de que su principal herramienta de trabajo en no cabe en un vaso de tubo; consortes de famosas iconos del pop nacional de los 80; cantantes de pintonas bandas pop UK; periodistas musicales de revistas híper molonas; recordmans mundiales de los 100 metros lisos; hijos de folklóricas trasnochadas, y demás fauna y flora, se han tirado al diyeismo como aguja que va al surco del vinilo? ¿Realmente hay calidad en sus propuestas y están en estas nuevas lides sonoras por inquietud, talento y amor a la música o es todo, sólo, por la pasta? ¿Qué interés tienen los clubs en contratar a estos djs de mentirijillas que se pegan cabalgadas, sin decoro alguno, como si de cuatreros de saldo se tratara? ¿Qué piensa la escena profesional dj nacional de este fenómeno moderno, que tiene poco de fenomenal, y mucho de caradurismo, y hasta de denunciable por intrusismo laboral?

DEFINIENDO EL FENÓMENO

En su versión más crítica y beligerante dícese que una celebrity- dj es un famoso, famosillo o famosete -generalmente procedente del mundo de la música no electrónica, el deporte, la moda o la farándula- que se mete a las lides de diying sin más interés que ganar pasta haciendo bolos por clubs de dudoso nombre o renombre y, lo que puede ser todavía más grave, sin ningún tipo de conocimiento del asunto y apenas interés claro por la música que presuntamente selecciona y mezcla. Generalmente promotores, con pocos escrúpulos entre pecho y espalda, los contratan porque son caras conocidas -siempre en otros ámbitos ajenos al sonoro- y así consiguen colgar el cartel de “no hay billetes” en unas salas, saraos, presentaciones de perfumes, marcas de moda y hasta festivales, con muy pocos prejuicios ante una farsa tolerada por todos. Huelga decir que se les pagan ingentes cantidades de dinero, muchas veces en negro, solo por morbo y, claro está, eso molesta y duele en el bolsillo, a los profesionales a los que han ido poco a poco usurpando parte de su espacio laboral natural. A esos que de verdad que están en este asunto, y oficio, por talento, estímulos y motivaciones que nada tienen que ver con las antes mencionadas.

De entre los clásicos, y más curiosos celebritys-djs, destacaremos al inefable Pocholo; a los míticos Peter Hook (New Order), Andy Rourke (The Smiths), Marc Almond (Soft Cell), Boy George (Culture Club) y Marky Ramone (The Ramones); al ex bailarín de los Happy Mondays, Bez; al cantante de Radiohead, Tom Yorke; a algunos destacados miembros de Muchachada Nui; al hermano de los ex Oasis, Paul Gallagher; al piloto de F1, Lewis Hamilton; al ex motero Fonsi Nieto; al diseñador barbudo e híper moderno Carlos Diez; al atleta jamaicano Usain Bolt; a Jesús Luz,el ex noviete de Madonna; a Peaches Geldof –hija de Bob-; a Samantha Ronson -ex pareja de Lindsay Lohan– que ha llegado a cobrar casi 20.000 euros por un set-dj de pocos minutos; al diseñador David Delfín y su inseparable musa, la modelo Bimba Bosé; a la súper-trendy Jade Jagger, hijísima de Mike o la súper top-model Alexandra Richards, que es la retoña del mismísimo Keith, y se lleva casi 10.000 eurazos por bolo, etc.

Llegados a este punto es necesario aclarar que no todos los ‘artistas’ antes referidos carecen de toda calidad como djs. Algunos de ellos se medio defienden en cabina -léase cuentan con buen gusto musical y están al tanto de lo que es una sesión de dj- y son hasta capaces de terminar su sesión sin apagar el reproductor cuando quieren cambiar de cd, generalmente pirata y grabado por un colega con presunto buen gusto o el manager de turno. El fenómeno ha alcanzado tal categoría, y polémica, en todos los foros y redes sociales que hay hasta activos grupos anónimos que se dedican a descubrir las trampas y malas artes de estos djs de paja. Sin ir más lejos el grupo de facebook ‘Dj’s Chungos’ vigila para descubrirlos y mostrar sus feas y torpes artimañas.

EL PROBLEMA

Generalmente promotores, con pocos escrúpulos entre pecho y espalda, los contratan porque son caras conocidas -siempre en otros ámbitos ajenos al sonoro- y así consiguen colgar el cartel de ‘no hay billetes’ en unas salas, saraos, presentaciones de perfumes, marcas de moda y hasta festivales, con muy pocos prejuicios ante una farsa tolerada por todos. Huelga decir que se les pagan ingentes cantidades de dinero, muchas veces en negro, solo por morbo y, claro está, eso molesta y duele en el bolsillo, a los profesionales a los que han ido poco a poco usurpando parte de su espacio laboral natural. A esos que de verdad que están en este asunto, y oficio, por talento, estímulos y motivaciones que nada tienen que ver con las antes mencionadas.

FAMOSO, Y  DJ

 Son las cuatro de la mañana en una discoteca de cuyo nombre no me quiero acordar. No es relevante que esté situada en corazón del Levante español, aunque lo está, perfectamente podríamos estar en cualquier club de Andalucía, Asturias o Cataluña, o incluso en Londres, Berlín o N.Y. Ningún lugar está a salvo del fenómeno ‘celebrity dj’. Entre gritos, aplausos y humo el hijo de una celebérrima folclórica aparece en la cabina -rodeado de una corte de freaks difícil de describir- y tras calzarse unos chulísimos cascos adidas sobre su resplandeciente y sudorosa cocorota se dispone a ¿pinchar? ante una parroquia de entregados y ojipláticos clubbers, muchos de ellos sin camiseta, que literalmente braman de gusto al ver al susodicho ‘celebrity dj’ manejándose entre cables, máquinas profesionales de pinchar, un laptop que no parece suyo y sonidos de penúltima factura que, evidentemente, no ha escogido él. Horas antes de su bolo cerca de Valencia, en una entrevista concedida a un programa del corazón partío, el tipo se autotitula como dj con un aplomo y un descaro que sencillamente sorprende a propios y extraños y deja en evidencia la desfachatez que se gastan algunos. Pero este, amigos, no es un caso aislado.

CONFUNDIR LA VELOCIDAD CON EL PITCH

Un conocido ex piloto de motociclismo, de casta le viene al galgo, ha sido una de las atracciones del verano en Ibiza a través de su nueva, e inédita, faceta de dj. Los que lo han visto de cerca, frente a la mesa de mezclas, aseguran que la música ciertamente no es lo suyo. Lo que es curioso es que varios djs profesionales de cierto calado sobre todo en las grandes discotecas de las Isla Blanca, lo están apoyando, buscándole fechas para compartir cabina con ellos y lo que es peor, dicen públicamente que “es buen dj”. Increíble, pero cierto. También en Internet corre como la pólvora un vídeo en el que parece verse como otro  dj debutante -que compagina su oficio de selector y mezclador sonoro con la labor de pilotar un veloz Fórmula 1 por esos circuitos del mundo- pincha con el equipo de dj apagado -¿recordáis aquel famoso video de Justice en el que los enchufes estaban sueltos y ellos loopeaban como poseídos?- y todo ello ante miles de entregados fans que aplauden cada una de sus presuntas mezclas, y perfectas ecualizaciones, y rugen cada vez que este levanta las manos y marca el falso bombo con aplausos que, curiosamente, tampoco parece saber acompasar. Acabáramos.

EL FAMOSO CONSORTE… Y DJ

No muy lejos de allí, el estrafalario marido -por obra y gracia de la MTV– de una famosa cantante mexicana-española –ella es un icono del pop de los 80, y el electro-pop de los 90 y a la que también le ha dado por pinchar, válgame Dios- escribe en una columna -que tiene en una revista mensual para hombres súper cools- que para él pinchar es “Poner todos los temas más conocidos seguidos para que la gente los baile”. Y así es, en sus sets pueden sonar desde una coplilla española, hasta un tema de los Ramones, ‘La Puerta de Alcalá’ de Ana y Víctor, y siempre algo de las Nancys Rubias, faltaría más. Se lo lleva crudo, se atusa la melena azabache, se ríe de Janeiro y a todo el mundo le hace muchísima gracia la parodia-dj… quizá este sea el problema.

PARIS HILTON, TAMBIÉN AL ASALTO

Desde un poco más allá -allende el océano Atlántico- recibimos la noticia de que en breve asistiremos al debut como dj de Paris Hilton. El caso es que en los mentideros sonoros, y revistas del corazón de USA, ya lo dan por hecho. Esta incansable pija millonetis hasta decir basta de oficio conocidos varios –diseñadora de no se sabe el qué, modelo de alta cuna y baja cama, actriz pésima, peor cantante, presentadora de reality en la MTV, etc. parece cansada de atusarse el moño y arreglarse la raya del ojo y su debut como ‘celebrity dj’ es algo que se nos viene encima y además ya.

También cuentan que sus colegas de farra electrónica –léase Afrojack, Deadmau5 y David Guetta- son la que la están poniendo en solfa para que se tire a esas cabinas de dios a manejar platos, agujas, vinilos y ecualizadores. Y ella, como todavía ‘no es consciente de sus límites artísticos’, se ha atrevido a decir lo siguiente acerca de sus propósitos reales en el mundo del clubbing: “Ninguna mujer ha asumido el control en el terreno de los djs y por ello quiero convertirme en la más poderosa dj femenina de música house de todos los tiempos y después en la reina del house”. Finalmente, y mientras os recuperáis de las declaraciones de la Hilton, deciros, a modo de susto final, que en muy breve acompañará a Deadmau 5 en uno de sus show y quién sabe, si quizá, habrá un antes y después en la música electrónica tras ese estreno. Ya veremos, dijo el ciego.

LAS NO CONCLUSIONES

Conviene que se sepa que no está en nuestro ánimo concluir este reportaje con unas cuantas sentencias peregrinas, y posiblemente contaminadas, acerca de lo que supone y porqué se produce, cuece, se enriquece y multiplica el fenómeno, nada fenomenal, de las ‘celebritys-djs’ en España, y resto del planeta. Lo único que nos atrevemos a aseverar es que es muy posible que el gran, y siempre celebrable, desarrollo de la tecnología en el campo del diying esté favoreciendo que cualquiera pueda comprarse un portátil y un controlador, por pocos euros, y activando el famoso ‘sync’ cuadre automáticamente sus temas -recién comprados del último top de Beatport– y por ello se crea con derecho a llamarse dj. Está muy bien eso de la democratización de los medios diyeísticos pero una cosa no puede confundirse, nunca, con la otra. También, por ejemplo, han bajado los precios de las raquetas de tenis y a nadie se le ocurre comprarse una y colarse en la pista central de Wimbledon para intentar ganarle la final a Rafa Nadal y de paso arrebatarle unos cuantos contratos publicitarios. El oficio de dj es un arte sensible, individual, complejo, intelectual y con fuertes exigencias técnicas que no puede hacer cualquiera, y amén.

Fernando Fuentes. (Extracto del reportaje publicado en DJMAG diciembre 2011)

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