Este próximo 21 de marzo tendremos una extravagante y exclusiva velada de 3 Lives dirigida por el sonido melódico del maestro Sebastian Mullaert, el veterano Morris quien tiene un paladar exquisito para la música y Ramë aka Tequesuca, un performance de percusiones tribales para conectar con la memoria celular. Aquí la conversación con uno de los protagonistas de una noche que seguramente dejará huella en la memoria melómana.

Hola Santiago! Es poderoso poder compartir ideas contigo
- ¿Cómo quisieras presentarte con aquellos lectores que aún no te referencian? Para ellos podemos adelantarles que ya has pisado el Freedom Festival en 3 ocasiones y de una forma muy versátil porque con tus diferentes formatos transmites atmosferas novedosas e ingeniosas.
Antes que nada, muchas gracias por la invitación a este espacio. Mi nombre real es Santiago Vargas y a lo largo de mi carrera como artista he explorado diferentes facetas. Sin embargo, Ramë fue el primer proyecto con el que me desempeñé de manera profesional, permitiéndome producir y lanzar música en sellos tanto nacionales como internacionales. Además, fue con este proyecto que cumplí el sueño de presentarme en Freedom en dos ocasiones.
El nombre Ramë proviene de una palabra que significa “algo hermoso y caótico al mismo tiempo”, una definición que refleja perfectamente la esencia del proyecto. Durante esta etapa, me enfoqué en encontrar una identidad sólida como artista a través de la experimentación con diversos subgéneros del techno. Desde tracks experimentales sin basslines y ambientes cargados de texturas rasgadas hasta melodías más armoniosas, exploré sonidos que iban del deep techno al raw y el hypnotic, llegando incluso a ritmos más intensos y veloces. Tanto en mis producciones como en mis presentaciones, jugué con un amplio rango de BPMs, algo que, sin duda, terminó de dar sentido al nombre del proyecto.

- Vienes en el proceso de cambio de proyecto y forma de presentarte como DJ, de un Ramë que ha caminado por la hipnosis y disfruta inmiscuirse entre las sombras a Tequesuca, que suena bien electrizante y en posición futurista ¿A qué se debe esta iniciativa? ¿Qué quieres dejar atrás y cómo visualizas esa nueva acústica?
Creo que Ramë siempre será parte de mi esencia y marcó una etapa fundamental en mi carrera como artista. Aunque actualmente estoy más enfocado en mi nuevo proyecto, nunca tuve la intención de hacer desaparecer Ramë por completo, esta fecha junto a mullaert es una excelente oportunidad de conectar con esas bases de lo que soy ahora y explorar libremente un live de forma diferente junto a un grande artista que ha influido fuertemente en mi trabajo.
El cambio surgió principalmente a raíz de una evolución en mi formato de presentación, pasando del DJ set al Live set. Además, siempre he sido una persona en constante aprendizaje, buscando mejorar la calidad de mi música a través del estudio y la exploración de nuevos conocimientos. En cierto punto, sentí que había dado un salto en mi forma de crear música, lo que me llevó a dar vida a Tequesuca, un proyecto nacido de la fusión de mis pasiones: la música, la arqueología y el conocimiento oculto.
Tequesuca es un proyecto cargado de simbolismo y de la historia de nuestros ancestros, reflejado a través de mi nuevo formato de presentación. En él, canalizo todas mis influencias musicales, abarcando desde cantos ancestrales y percusiones tribales hasta música pensada para la pista de baile. Sin embargo, el eje central siempre será la generación de frecuencias que ayuden al oyente a conectar con su ser interno y con su memoria celular.
- Luego de los pasos que has dado en los diferentes destinos que visitas ¿Cómo crees que te inspira artísticamente la naturaleza, la arquitectura y en general todo lo visual a lo que enfocas tu atención?
Más allá de la música, soy un apasionado de los viajes y de descubrir nuevos lugares y culturas. Conocer diferentes formas de vida en otras ciudades y países ha enriquecido mi visión del mundo y ha influido en la manera en que me expreso ante el público.
Soy una persona extremadamente introvertida, y ha sido gracias a la música que he aprendido a abrirme más al mundo y al contacto con las personas. Mi mayor inspiración proviene de la conexión y la plenitud que siento al viajar y explorar nuevas culturas. Eso es precisamente lo que busco transmitir a través de mi música: una conexión profunda con el entorno y con las energías que rodean a quienes se identifican con mi arte.
Hay una anécdota personal que nunca olvidaré. Hubo un momento en mi vida en el que me dedicaba exclusivamente a viajar y mochilear, y pasé mucho tiempo buscando algo que me permitiera recorrer el mundo mientras lo desarrollaba en cada destino. Siempre he sentido que fue la música la que me encontró a mí para cumplir ese deseo, al igual que me ha permitido hacer realidad muchos otros sueños, como presentarme en Freedom y en el festival Altavoz, o viajar por distintos países haciendo lo que más amo.
- En tu presentación exaltas la importancia del pasado ¿Cómo expondrías lo relevante de ir hacia nuestras raíces, de resaltar el poder de los pasos que cómo humanidad hemos transitado?
Ir hacia nuestras raíces es más que un simple ejercicio de exploración histórica; es un acto de reconexión con lo que verdaderamente somos. La humanidad ha transitado por caminos llenos de conocimiento, de sabiduría ancestral que, en muchos casos, ha sido olvidada u opacada por la modernidad. Sin embargo, en estos conocimientos antiguos residen claves esenciales para comprender nuestra identidad, nuestra relación con el universo y la propia naturaleza de nuestra existencia.
Resaltar el poder de los pasos que hemos dado como civilización es fundamental porque nos permite entender que no estamos desconectados del pasado; cada cultura, cada sonido, cada rito y tradición es un eco de lo que una vez fuimos. En la música, por ejemplo, encontramos una de las formas más puras de mantener viva esta conexión, ya que el ritmo y la melodía han sido herramientas universales de expresión y transmisión de conocimiento.
A través del Proyecto Tequesuca, esta exploración del pasado se convierte en una experiencia sensorial, en un viaje sonoro que nos invita a sentir, a recordar y a reconectar con las raíces más profundas de la humanidad. Al hacerlo, no solo honramos la riqueza cultural de nuestros ancestros, sino que también descubrimos que esas memorias perdidas pueden guiarnos hacia un futuro más consciente, más equilibrado y en armonía con lo que realmente somos.



- Recientemente han salido dos noticias de actualidad sobre la escena club europea: la primera expone la intención de invertir en clubes más enfocados a la escucha que al baile, y la segunda plantea la intención de algunos colectivos de dejar de compartir los timetable con el fin de generar un incentivo para descubrir toda la música y resaltar la importancia del espacio en general sobre un artista en específico ¿Cuál es tu percepción frente a ambas noticias y hacia donde crees que va el futuro de la música y el sonido?
La creación de espacios enfocados en la escucha más que en el baile es un paso importante hacia una cultura musical más sólida. No se puede ignorar la relevancia histórica del baile, ya que ha sido una de las expresiones humanas fundamentales para la conexión social y emocional. A través del movimiento, las comunidades han encontrado formas de comunicarse, celebrar y fortalecer lazos. Sin embargo, en muchas ocasiones, la música queda relegada a un segundo plano debido a una cultura de consumo en la que la fiesta se convierte en un fin en sí mismo, priorizando el exceso sobre la apreciación sonora.
Por otro lado, fomentar espacios donde la música sea el centro, donde las personas asistan para compartir ideas, debatir, generar conexiones y construir comunidad en torno al sonido, representa un avance significativo. Esto permite que la música trascienda la función de simple acompañamiento y se convierta en el punto de encuentro para nuevas experiencias e interacciones. Un equilibrio entre ambos tipos de espacios—los dedicados al baile y los centrados en la escucha—ayudará a darle a la música el valor que merece. Como decía un gran pensador, “la vida sin música sería un error.”
La segunda propuesta también es una iniciativa valiosa y necesaria en la escena actual. Es común que gran parte del público se enfoque únicamente en los headliners de un evento, ignorando las propuestas de otros artistas que también han trabajado arduamente para ofrecer experiencias únicas. Esto se traduce en eventos donde, en las primeras horas, la asistencia es mínima y solo cuando los artistas principales suben al escenario el público comienza a llegar masivamente.
La eliminación del line-up visible antes del evento puede cambiar esta dinámica. Sin saber qué artistas se presentarán en qué momento, los asistentes se verán motivados a llegar temprano y a abrirse a nuevas propuestas sin una preconcepción basada en nombres o fama. Esto permitiría recuperar una cultura centrada en la música y no únicamente en la figura del artista, algo que en los tiempos modernos se ha ido perdiendo. Es innegable que el artista es parte fundamental del arte, pero la esencia de la música debe permanecer por encima del culto a la persona que la crea.
Ambas iniciativas representan pasos importantes para fortalecer la cultura musical, promoviendo una escucha más consciente y un disfrute más auténtico.
Entrevista realizada por Daniel Tamayo Mendoza