Son casi 10 años en los que el Colectivo le ha apostado al arte sonoro y al tejido colectivo. Hablamos con Oniryc previo a dos de sus próximas fechas importantes, su Showcase donde abrazan lo propio y reconocen el trabajo local como forma de resistencia a la masividad y el regreso a Medellín del artista polaco Blazej Malinowski, espacios donde “No buscan solo técnica o popularidad sino propuestas con narrativa e identidad”

- 10 años compartiendo música en diversos espacios de la ciudad. Cuéntennos ¿Cómo nace el colectivo, con qué intención y cuál ha sido ese proceso evolutivo que han tenido?
Oniryc nace del deseo de manifestar una visión honesta y profunda del techno. Desde el inicio quisimos que fuera más que un colectivo de fiestas. Imaginamos una plataforma cultural donde el arte sonoro, la experiencia inmersiva y el tejido colectivo pudieran encontrarse en un mismo espacio.
Nuestra intención ha sido siempre la de conectar: ciudades, artistas, públicos, ideas; todo desde una narrativa que le dé sentido a lo que hacemos. El camino ha sido cambiante, a veces incierto, pero siempre lleno de momentos que nos han transformado. Hemos crecido escuchando, compartiendo, equivocándonos también, pero nunca perdiendo de vista la raíz: crear experiencias que toquen algo más profundo que el simple baile.
Para muchos esto es solo una etapa; para nosotros es un estado de búsqueda constante, es ese sueño lúcido al que volvemos y que sigue tomando forma cada vez que la música y la comunidad se alinean.
- Descubrir las capas más profundas del sonido y entender los mensajes ocultos son algunos de sus relatos al momento de crear experiencias. ¿Por qué elegir los sonidos deep-hypnotic para hacer bailar a los asistentes?
Porque creemos en la música como lenguaje ancestral, como ritual colectivo. Los sonidos deep e hipnóticos nos permiten crear atmósferas que invitan a la introspección, al trance, al viaje. No se trata solo de hacer bailar, sino de provocar estados de sensibilidad profunda, donde el tiempo se disuelve y el cuerpo entra en resonancia con algo más grande que él mismo.
Cada encuentro que diseñamos es una ceremonia sonora donde los asistentes son parte activa del relato. Queremos que quienes habitan nuestros eventos sientan que están soñando despiertos, que se van a casa con una experiencia que resuene días después. Y eso solo se logra cuando la música está cargada de intención.

- ¿Cómo hacen la curaduría de artistas? ¿Qué los inspira al momento de construir un line up?
La curaduría en Oniryc siempre ha sido una mezcla entre intuición, escucha constante y sensibilidad por las narrativas. Nos interesa la coherencia: que cada artista aporte una capa más a la historia que queremos contar en cada evento. No buscamos solo técnica o popularidad, sino propuestas con narrativa, con identidad, con una búsqueda auténtica detrás. Observamos, escuchamos, investigamos. Y cuando sentimos que el concepto artístico vibra con nuestra esencia, lo invitamos a ser parte del relato.
Tanto a nivel nacional como internacional, buscamos propuestas honestas, que tengan un lenguaje propio. Artistas que, más allá del hype, estén caminando su propio proceso. A veces trabajamos en colaboración con otros colectivos, otras veces tomamos el riesgo por cuenta propia. Lo importante para nosotros es que cada line up tenga sentido; sabemos que traer ciertos nombres implica riesgos, pero creemos que los sueños se construyen asumiendo desafíos, y nuestra historia ha sido eso: una serie de saltos de fe con los pies firmes en la pista.
- El apoyo al talento nacional y a los clubes locales es uno de sus principios. ¿Cuáles son esos espacios que más les gusta habitar? ¿Y cómo descubren nuevos artistas?
Nos gusta estar cerca de la raíz. En un país tan fragmentado como el nuestro, abrazar lo propio y reconocer el trabajo de otros es una forma de resistencia. Acompañamos procesos emergentes, compartimos con clubes independientes, promovemos artistas que quizás no tienen aún grandes vitrinas, pero sí una proyección auténtica. Es un trabajo de escucha y también de intuición.
La pista siempre será nuestro hábitat natural. Pero también valoramos profundamente los espacios de formación, los encuentros donde la música se piensa, se cuestiona, se resignifica. Ahí es donde se construye escena real, no solo fiesta.
Para descubrir artistas simplemente estamos atentos: exploramos redes, escuchamos sets, vamos a fiestas. Y si algo nos mueve, si sentimos que hay una conexión, abrimos la puerta. Al final, esto es un viaje colectivo.



- ¿Cuáles fechas tienen en su agenda electrónica?
Tenemos varias fechas importantes por delante. La más próxima es el viernes 23 de mayo en Noia Club, donde celebraremos una nueva edición del Oniryc Showcase. Sin duda es un evento muy especial porque presentamos a nuestros artistas residentes —Oss Atractor, Structure One, Node X— junto a Leo J como invitado. Esa noche será una muestra clara del sonido que hoy representa a Oniryc.
Y para finales de julio, tendremos una fecha que nos emociona profundamente: el regreso a Medellín del artista polaco Blazej Malinowski, una figura clave dentro del techno hipnótico global. Será una colaboración junto a nuestros hermanos de Rouge Collective, donde el concepto será llevado al límite.
Además, ya estamos proyectando lo que será el segundo semestre del año. Si todo sale bien, esperamos tener de vuelta a una de las mentes detrás de The Gods Planet, uno de esos proyectos que ha influenciado el camino de muchos. También planeamos una pequeña gira por otras ciudades de Colombia. Así que se vienen cosas muy especiales.
- ¿Cómo puede el público ser parte del próximo showcase?
La cita es el viernes 23 de mayo en Noia Club (Av 33 – Medellín), de 9:00 p.m. a 4:00 a.m., en un espacio íntimo donde la música será el único lenguaje necesario. 🎫 Preventa: $20.000 con ingreso 2×1 antes de las 11:00 p.m. 🎫 En sitio: $20.000 individual. Haz tu reserva escribiéndonos por WhatsApp al 3041374978 o adquiere tu entrada directamente en 👉 www.noia.pro


