Primero lo primero: doomscrolling y podredumbre cerebral no son exactamente términos médicos, pero son una forma de describir algunos efectos mentales y emocionales graves del consumo excesivo de contenido digital.
El doomscrolling se convirtió en una palabra de moda durante la pandemia, cuando la gente empezó a desplazarse sin parar por las malas noticias para mantenerse informada o simplemente para sobrellevar el aislamiento social. Sin embargo, a medida que este comportamiento se ha mantenido, se ha convertido en una amenaza para la salud mental, especialmente para adolescentes y niños que aún están desarrollando sus mecanismos de afrontamiento.
La pudrición cerebral , por otro lado, se refiere a un deterioro de capacidades cognitivas como la atención, la memoria y el estado de ánimo. Ocurre cuando consumimos en exceso contenido de bajo esfuerzo y poco estimulante; básicamente, cuando nos desconectamos frente a las pantallas en lugar de participar en actividades más estimulantes y significativas.
Los efectos físicos y mentales del doomscrolling
Si bien pasar un poco de tiempo frente a una pantalla aquí y allá no es intrínsecamente malo, el desplazamiento excesivo y el consumo sin sentido de contenido digital pueden tener graves consecuencias.
- Disminución de la capacidad de atención : Desplazarse constantemente por contenido breve entrena al cerebro a buscar recompensas rápidas e inmediatas. Como resultado, se vuelve más difícil concentrarse en tareas más complejas, ya sean deberes, leer un libro o entablar una conversación reflexiva.
- Disminución del pensamiento crítico : El doomscrolling tiende a erosionar el pensamiento profundo. Cuando los niños son bombardeados con información superficial y titulares de última hora, su capacidad de análisis crítico y reflexión disminuye. En lugar de reflexionar sobre un tema a fondo, se acostumbran a solo rozar la superficie.
- Exposición a desinformación o información dañina : No todo lo que vemos y leemos en línea es cierto o correcto; incluso a los adultos a veces les cuesta asegurarse de obtener información precisa e inofensiva. Por ejemplo, que un influencer vapee no significa que sea “bueno” o saludable, sino que a menudo los jóvenes lo perciben como algo genial o positivo cuando ven a otros usándolo.
- Fatiga emocional : La exposición constante a noticias angustiosas puede tener un gran impacto emocional. El aluvión de información puede hacer que los niños se sientan abrumados, ansiosos e incapaces de procesar sus propios sentimientos.
- Aislamiento social : Las redes sociales a menudo carecen de la profundidad y autenticidad de las conexiones del mundo real, y esto puede hacer que los niños se sientan más aislados a pesar de estar “hiperconectados”.
- Síntomas físicos : Pasar largas horas navegando por internet puede provocar efectos físicos como dolores de cabeza, náuseas, dificultad para dormir, presión arterial elevada e incluso poco apetito.
¿Cómo podemos reducir el doomscrolling?
No se trata de evitar las pantallas por completo (porque, seamos realistas, es prácticamente imposible). Pero podemos ayudar a niños y adolescentes a reducir su dependencia de la tecnología y a recalibrar sus cerebros. Aquí tienes algunos consejos:
- Dar ejemplo : La manera más eficaz de cambiar un comportamiento es ser un modelo. Los padres que establecen sus propios límites en cuanto al tiempo frente a la pantalla y participan en actividades fuera de línea darán un buen ejemplo a sus hijos.
- Establece límites digitales : Comienza por establecer límites en el tiempo de pantalla, ya sea mediante monitores de tiempo de pantalla integrados o aplicaciones que ayuden a monitorear el uso. Fomenta descansos regulares y dedica tiempo a la mente para relajarse y recargar energías.
- Horarios sin tecnología : Una de las mejores maneras de desconectar es establecer zonas sin tecnología, como a la hora de comer o justo antes de dormir. Estas son oportunidades para entablar conversaciones significativas cara a cara. Aunque sea tentador navegar a altas horas de la noche, es importante mantener los teléfonos fuera del alcance durante las horas de sueño, ya que las pantallas pueden alterar los patrones de sueño y afectar negativamente la salud.
- La regla 80/20 : Procura que el 80 % del tiempo frente a la pantalla se dedique a contenido educativo, enriquecedor o creativo. El 20 % restante puede reservarse para contenido más ligero y entretenido.
- Redescubre aficiones y actividades offline : Anima a tus hijos a participar en aficiones y actividades que no impliquen pantallas. Ya sea pasear por la naturaleza, practicar un deporte, hacer manualidades, leer un libro o aprender a tocar un instrumento musical, estas experiencias offline fomentan la curiosidad y la creatividad, cualidades que el doomscrolling suele suprimir.