
En algunos quirófanos del mundo, el techno ha comenzado a sonar junto al ritmo de los bisturíes. Aunque parezca una excentricidad de internet, la ciencia le da cierto respaldo: diversos estudios han demostrado que escuchar música durante una cirugía puede reducir el estrés, mejorar la concentración del equipo médico e incluso acelerar la recuperación de los pacientes, sobre todo cuando están bajo anestesia local. La música, lejos de ser una distracción, puede transformar el ambiente quirúrgico en un espacio más humano y enfocado.
El techno, con sus patrones repetitivos y su precisión rítmica, se ha convertido en un género inesperadamente funcional dentro de este contexto. Su estructura constante y predecible genera una sensación de estabilidad que favorece la coordinación, algo clave en tareas que exigen exactitud milimétrica. Aunque la mayoría de estudios se han centrado en música clásica o instrumental, los principios detrás del ritmo del techno, su capacidad para sostener la atención y sincronizar movimientos, sugieren un potencial interesante que algunos cirujanos ya han decidido explorar.
De hecho, videos de médicos y DJs mezclando en quirófanos reales o simulados se han vuelto virales en redes, mostrando una cara más moderna de la medicina.