
Ciertas bacterias marinas están evolucionando para alimentarse de microplásticos, desarrollando enzimas capaces de romperlos en compuestos simples. Este fenómeno, observado en géneros como Pseudomonas y Lysinibacillus, muestra que la naturaleza está respondiendo a la contaminación con una resiliencia sorprendente. El hallazgo más llamativo es la presencia del motivo M5, una firma molecular que indica qué microbios pueden descomponer plásticos como el PET y el HDPE, dos de los materiales más comunes en botellas y empaques que terminan en el mar.

Esta capacidad ya se detectó en casi 80 % de las aguas analizadas alrededor del planeta, lo que sugiere que la adaptación se está extendiendo globalmente. Esto representa un recordatorio de la capacidad de adaptación de la vida… y de la urgencia de actuar antes de que el océano tenga que seguir evolucionando para sobrevivir a nuestra basura.




