
Dormir poco no solo afecta el ánimo o la concentración: también puede hacer que el cerebro empiece a devorarse a sí mismo. Así lo demostró un estudio publicado en The Journal of Neuroscience, donde investigadores italianos descubrieron que la falta constante de sueño impulsa al cerebro a eliminar neuronas y conexiones sinápticas de forma descontrolada. Lo que normalmente es un proceso de limpieza y renovación neuronal se convierte, bajo el insomnio prolongado, en un mecanismo que destruye partes sanas del sistema nervioso.

El equipo liderado por la doctora Michele Bellesi, de la Universidad Politécnica Marche, analizó cerebros de ratones privados de descanso y observó una sobreactivación de las células gliales —las encargadas de “limpiar” el cerebro—. Durante el sueño, estas células eliminan conexiones gastadas o innecesarias; pero cuando no dormimos, su trabajo se desborda y empiezan a devorar estructuras esenciales, afectando la comunicación entre neuronas y acelerando el deterioro cognitivo.
Aunque el estudio no se ha realizado aún en humanos, los resultados son inquietantes. Con los trastornos del sueño en aumento y los casos de Alzheimer creciendo más de un 50% en las últimas décadas, los científicos sospechan que esta “autofagia cerebral” podría ser una de las piezas faltantes del rompecabezas. Dormir bien, más que un hábito saludable, parece ser un acto de defensa para que el cerebro no se consuma a sí mismo.