Colombia ha dado un paso histórico en la protección de los derechos de la niñez al prohibir por completo el matrimonio infantil. A partir de ahora, la edad mínima legal para contraer matrimonio será de 18 años, sin excepciones ni permisos especiales. Esta decisión elimina el vacío legal que antes permitía que menores de edad se casaran con el consentimiento de sus padres, una práctica que, en muchos casos, abría la puerta a uniones forzadas y vulneraciones graves de los derechos de niñas y adolescentes.
La medida representa un avance significativo en la lucha contra el matrimonio temprano, una realidad que afecta de manera desproporcionada a las niñas y que suele truncar su educación, limitar sus oportunidades y exponerlas a situaciones de violencia física, sexual y emocional. Con esta reforma, el país se alinea con los estándares internacionales de derechos humanos y responde a los compromisos asumidos ante organismos globales para erradicar prácticas que perpetúan la desigualdad de género y la vulneración de la infancia.
Organizaciones como Plan International, que han impulsado campañas con mensajes como “Son niñas, no esposas”, celebraron la aprobación de esta norma como una victoria para la niñez y la adolescencia. La nueva ley no solo protege a las generaciones actuales, sino que también envía un mensaje claro sobre la importancia de garantizar que todas las personas puedan tomar decisiones libres y conscientes sobre su vida y su futuro, sin presiones ni imposiciones en etapas tempranas de desarrollo.
