
Más de 40 millones de personas en Estados Unidos están al borde de una crisis silenciosa: podrían quedarse sin ayuda para comprar comida si el bloqueo político en Washington no se resuelve pronto. El programa SNAP, que sostiene a uno de cada ocho estadounidenses, está a punto de quedarse sin fondos justo cuando más se necesita.
La tensión no es menor: familias enteras que ya luchan contra la inflación, los salarios congelados y la subida del costo de vida podrían perder el único apoyo que les garantiza un plato de comida al día. Expertos alertan que el país podría enfrentar un pico histórico de inseguridad alimentaria si el gobierno no actúa.

Mientras la política se estanca, millones viven con el miedo real de no saber qué van a comer mañana. La falta de acuerdo en el Congreso no solo paraliza un programa; pone en juego la estabilidad y la dignidad de millones de hogares.





