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Descubren una nueva variante del VIH más agresiva y contagiosa.

Un equipo internacional de científicos descubrió una nueva variante del VIH más agresiva y contagiosa, denominada VB, que ha sido identificada principalmente en los Países Bajos. Esta cepa presenta una carga viral hasta cinco veces superior a la habitual y acelera drásticamente el deterioro del sistema inmunitario. Según los estudios, las personas infectadas con esta variante podrían alcanzar un nivel crítico de linfocitos CD4 (las células que protegen al cuerpo de infecciones) en menos de un año si no reciben tratamiento, mientras que con el VIH común ese proceso tarda alrededor de tres años. Aunque el hallazgo ha generado preocupación, los investigadores aseguran que el tratamiento antirretroviral sigue siendo eficaz contra esta nueva versión del virus.

La variante VB presenta más de 500 mutaciones, lo que representa cerca del 6% del genoma del VIH, y se cree que surgió en Ámsterdam durante la década de 1990, antes de la llegada de las terapias más avanzadas. Su rápida expansión en los años 2000, especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres, se detuvo gracias a las políticas de detección y tratamiento temprano implementadas en los Países Bajos. Investigadores del Instituto Big Data de la Universidad de Oxford, responsables del descubrimiento, destacan que esta cepa muestra cómo el virus puede evolucionar hacia formas más virulentas, pero también cómo una respuesta sanitaria rápida puede contener su avance.

A pesar de su agresividad, las autoridades sanitarias internacionales aseguran que la variante VB no representa una amenaza global inmediata, aunque sí subraya la importancia de fortalecer el acceso a pruebas y tratamientos. La ONU estima que unos 10 millones de personas en el mundo todavía no reciben terapia antirretroviral, lo que facilita la propagación del virus y el surgimiento de nuevas mutaciones. Desde los años 80, más de 79 millones de personas se han infectado con el VIH y 36 millones han muerto por causas relacionadas con el sida. Este nuevo descubrimiento es un recordatorio de que, aunque los tratamientos actuales permiten controlar la enfermedad, la lucha contra el VIH está lejos de haber terminado.