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Escuchar música mejora el bienestar de los animales.

La música no es un privilegio exclusivo de los humanos. Un estudio desarrollado en 2017 por la Universidad de Glasgow y la Scottish SPCA reveló que los perros también reaccionan a distintos géneros musicales y que algunos, como el reggae y el soft rock, pueden ayudarlos a reducir el estrés. Los investigadores midieron la frecuencia cardiaca y observaron cambios en el comportamiento: más calma, menos inquietud y mayor disposición al descanso. Estos resultados dieron pie a explorar la música como una herramienta sencilla y efectiva para mejorar la vida de los animales en entornos como refugios o albergues.

La influencia del sonido en el mundo animal va más allá de los perros. Diferentes especies muestran reacciones particulares frente a las frecuencias, los tonos y los ritmos. En gatos, por ejemplo, se ha probado que responden mejor a composiciones diseñadas específicamente para ellos, mientras que en caballos y vacas la música ha mostrado efectos positivos en la reducción de la ansiedad y en el aumento de la producción. Estos hallazgos abren la puerta a entender la música como un estímulo ambiental con beneficios que trascienden fronteras y especies.

Para quienes convivimos con mascotas, esto se refleja en la vida cotidiana. Muchos notan cómo un sonido suave puede relajarlas durante una tormenta o cómo ciertos ritmos las hacen sentirse más seguras cuando están solas en casa. La música se convierte en un puente silencioso, un lenguaje compartido que no necesita palabras para generar conexión. No se trata solo de acompañarlas, sino de ofrecerles un entorno más rico y emocionalmente equilibrado, donde el bienestar se construye también a través de las vibraciones y los silencios que compartimos.