
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ordenado acelerar la ofensiva militar sobre Ciudad de Gaza, donde viven cerca de un millón de personas. Para ello movilizó a 60.000 reservistas y puso en marcha la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, cuyo objetivo es tomar el control de la urbe. Israel sostiene que allí se esconde la estructura política y militar de Hamás, argumento con el que justifica la invasión.
Las Fuerzas Armadas de Israel ya habrían tomado zonas del este de la ciudad y avanzan con artillería pesada y cohetes hacia el centro y el oeste. Mientras tanto, la población recibe órdenes de evacuación con la promesa de zonas humanitarias en el sur, aunque varios habitantes denuncian que se trata de un intento de desplazamiento forzado.
Algunos vecinos, como Mohammed Sokkar, afirman que gran parte de la gente del centro, norte y oeste de la ciudad se resiste a abandonar sus hogares, a pesar de las amenazas y la violencia. Según su testimonio, muchos no confían en las supuestas zonas seguras que ofrece Israel, y temen que el verdadero objetivo sea desalojarlos por completo del área.
El plan de Netanyahu es trasladar a toda la población del norte hacia el sur y concentrarla en espacios designados como humanitarios. Sin embargo, organizaciones internacionales advierten que estas medidas podrían convertirse en campos de reclusión encubiertos. Con la ofensiva en marcha y la ciudad cercada, el futuro de cientos de miles de personas en Gaza es cada vez más incierto.