Cuando algunas personas mueren se llevan a la tumba pecados inconfesables y secretos familiares, pero hay informaciones que ya nunca revelarán, como contraseñas de cuentas bancarias o del resto de nuestra vida online.
Pero a medida que la cantidad de información personal colgada en la red crece, más empresas en Estados Unidos están ofreciendo soluciones para arreglar nuestros asuntos en internet si desaparecemos de este mundo.
Por tarifas en torno a los 25 dólares anuales, estas compañías guardan las claves de acceso a nuestro universo online y las entregan a nuestros descendientes sólo cuando nosotros ya no estemos aquí para actualizar nuestro estado en Facebook.
Una precaución más para quienes viven más del lado online.
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