Te metes a SoundCloud buscando algo nuevo, algo que no suene como la misma playlist recalentada del último after. Click. Ruido blanco. Bajo seco. Patada que arrastra. Boom. Estás dentro del mundo de Sandrien, y si no sabías quién era, ahora no la vas a soltar.
Originaria de Ámsterdam, esta mujer lleva más de una década metida en lo más profundo del circuito underground europeo. Ha sido residente de Trouw, el club mítico que todo amante del techno menciona como una especie de templo perdido. Y no, no estamos hablando de sets que se tiran safe para llenar pista. Sandrien hace lo que quiere, y lo hace bien. Su estilo es una combinación incómoda (y por eso deliciosa) de techno crudo, ácido suave, atmósferas post-industriales y una forma de leer la pista que se siente casi telepática.
No es de las que sueltan bangers obvios. No hay drops que puedas anticipar. Lo de ella es la narrativa tensa, la subida que no sabes si va a llegar o si te va a romper por dentro antes. Y ahí está el punto: Sandrien no te entrega lo que esperas, te hace desear lo que nunca pensaste que ibas a necesitar.
¿Y por qué esto importa ahora? Porque en un panorama saturado de DJs genéricos, ella se ha mantenido fiel al espíritu underground, ese que muchos predican pero pocos encarnan. Mientras otros están pendientes del ángulo perfecto para Instagram, Sandrien está en la oscuridad de un club, haciendo vibrar la estructura con bajos que parecen salidos del subsuelo de Marte.
Busca alguno de los live recordings donde no hay cortes, no hay ediciones, solo verdad. Esa verdad que solo el techno bien hecho puede dar cuando es medianoche y no te importa si es lunes o sábado. Escúchala con audífonos grandes. Solo. De noche. No te distraigas. Déjala que te tome y no sueltes el control.
Porque si alguna vez pensaste que el techno estaba muriendo en una fórmula repetitiva y predecible, Sandrien viene a desmentirte con cada beat torcido, con cada atmósfera densa.
¿Quién carajos es Sandrien? La DJ que deberías estar escuchando si de verdad te gusta el techno. No el de postureo. No el que ponen en TikTok. El de verdad. El hipnótico. El que te hace sudar aunque estés quieto.
Dale play ahora mismo.
